¿Por qué debemos conocerla?
Cuando trabajamos con aparatología estética, muchas veces escuchamos hablar de voltios, amperios, ohmios o hercios. Puede sonar técnico, pero conocer estas unidades es clave porque:
- Nos ayuda a elegir los equipos adecuados según el tipo de tratamiento.
- Permite programarlos correctamente para obtener mejores resultados.
- Incrementa la seguridad en el uso profesional.
La electricidad no es un misterio inalcanzable: si la entendemos desde lo cotidiano, es mucho más fácil aplicarla en la práctica estética.
¿Qué es la electricidad?
La corriente eléctrica es el movimiento de electrones a través de un material conductor. No se encuentra de manera pura en la naturaleza, sino que se genera a partir de otras fuentes primarias como el sol, el agua o los combustibles.
Ese flujo controlado de electrones, convertido en distintas formas de energía (calor, contracción, vibración), es el que aprovechamos en la electroestética.
Terminología básica y ejemplos
- Tensión (V – Voltios)
- Es la “fuerza” que impulsa a los electrones a moverse.
- Ejemplo cotidiano: Un enchufe de casa en Argentina entrega 220 V.
- Ejemplo en estética: Un equipo de radiofrecuencia trabaja con un voltaje regulado para generar calor controlado en el tejido.
- Intensidad (A – Amperios)
- Es la cantidad de electrones que circulan en un conductor.
- Ejemplo cotidiano: Un secador de pelo puede consumir 10 amperios al funcionar.
- Ejemplo en estética: En electroestimulación, se regula la intensidad para lograr contracciones musculares suaves y seguras.
- Resistencia o Impedancia (Ω – Ohmios)
- Es la oposición que encuentran los electrones al desplazarse. En el cuerpo humano, esta resistencia cambia según el tejido.
- Ejemplo cotidiano: Una lámpara de bajo consumo ofrece más resistencia que una lámpara incandescente.
- Ejemplo en estética: La impedancia de la piel influye en cómo penetra la corriente en un tratamiento de galvanización.
- Potencia (W – Vatios)
- Es la cantidad de energía que se transforma por segundo. Surge de multiplicar voltaje x intensidad.
- Ejemplo cotidiano: Una plancha de ropa puede consumir 1000 W.
- Ejemplo en estética: Un equipo de ultrasonido de 30 W entrega energía suficiente para lograr un efecto de micro-masaje en el tejido.
- Energía (J – Julios)
- Es el producto de la potencia por el tiempo. Indica cuánta energía total se entrega en un lapso.
- Ejemplo cotidiano: Subir una escalera demanda varios julios de energía mecánica en nuestros músculos.
- Ejemplo en estética: Un láser estético puede programarse para entregar 10 J/cm² en una zona específica de la piel.
- Duración o Ancho de pulso (µs – microsegundos)
- Es el tiempo en que un impulso eléctrico se mantiene activo.
- Ejemplo cotidiano: En la música digital, los pulsos eléctricos muy breves permiten reproducir sonidos con calidad.
- Ejemplo en estética: En depilación láser, la duración del pulso en microsegundos es clave para atacar el folículo sin dañar la piel circundante.
- Frecuencia (Hz – Hercios)
- Es la cantidad de ciclos por segundo de una señal eléctrica.
- Ejemplo cotidiano: La corriente domiciliaria en Argentina funciona a 50 Hz.
- Ejemplo en estética: Un equipo de electroestimulación a 10 Hz puede generar contracciones musculares rítmicas, mientras que a 1 MHz (megahercio) en ultrasonido se producen microvibraciones para estimular el tejido.
Conclusión
Comprender estas unidades no significa volverse ingeniero, sino hablar el mismo idioma que la aparatología. Conocer qué son voltios, amperios, hercios o julios nos permite aprovechar mejor los equipos, trabajar con seguridad y ofrecer tratamientos de mayor calidad.
En electroestética, la diferencia entre usar un equipo de manera intuitiva o de forma profesional está en la información que manejamos.